La quintilla es una estrofa utilizada con frecuencia durante el Siglo de Oro en la lírica española. Está formada por cinco versos de arte menor, por lo general de ocho sílabas (octosílabos), aunque pueden tener menos de ocho sílabas; con dos rimas consonantes distribuidas de manera que no pueden tener la misma rima tres versos seguidos, ni acabar en pareado (esto quiere decir que no deben rimar juntos los dos últimos), ni quedar alguno suelto o sin rima. Por tanto, las posibles rimas son las siguientes:
1. ababa
2. abbab
3. abaab
4. aabab
5. aabba
Se baraja la idea de que debió formarse sobre la redondilla por simple adición de un verso. Tiene precedentes esporádicos y ocasionales anteriores al siglo XIV en los cancioneros gallego-portugueses. Se desarrolla en castellano durante el siglo XV en la construcción de las canciones y estrofas compuestas. Estrofas formadas con redondillas o quintillas o con combinaciones en que se juntan unas y otras sirven de base a la mayor parte de las composiciones octosílabas de los cancioneros de este tiempo. Dentro de este campo fue definiendo la quintilla los tipos principales con que más tarde se había de hacer independiente.
Fue muy usada en el teatro clásico del Siglo de Oro, especialmente en las partes líricas y narrativas, combinada con la redondilla. Decae durante el Neoclasicismo pero resurge en el Romanticismo, en el que se introduce el verso agudo, en esa época se encuentran quintillas con versos agudos, siguiendo la moda. Se cultiva hasta el primer Modernismo.
A continuación, un ejemplo de quintilla, de Manuel Acuña:
Hubo una selva y un nido (8a)
y en ese nido un jilguero (8b)
que alegre y estremecido, (8a)
tras de un ensueño querido (8a)
cruzó por el mundo entero. (8b)
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